jueves, 16 de junio de 2011

Meditaciòn (II).


Él no dijo nada, simplemente aguardó, él no quiso ser indiscreto ni tampoco importunarlo, aunque deseaba preguntarle dónde había estado, entonces le rogó que le enseñara a hablar con Dios. Él, sonrió afablemente y le pidió disculpas argumentando que no conocía a ese tal Dios, él, se vio obligado a replantear la pregunta, y esta vez le pidió a Él que le enseñase como ir al sitio del que acababa de volver. Entonces Él rió aún más y le respondió que no había ido a ningún sitio, que llevaba todo el día en esos seis palmos en esa misma posición. él comenzó a sentirse frustrado e incluso empezaba a dudar de las buenas intenciones de Él, finalmente a él se le ocurrió como último recurso hablar en los mismos términos en que los indígenas le habían contado la historia de Él y le preguntó que cómo podría hacer para hablar con su propia alma. Entonces Él de nuevo sonrió afablemente pero esta vez se incorporó para coger una cañita de bambú la cual puso frente a él, con su uña trazó unos surcos paralelos y empezó a hablar:

“En este lado –mientras ponía una mano en el extremo de la cañita de bambú- vida, en este otro –repitiendo la misma operación con la otra mano- sueño, yo puedo ser esto –y delimitó un espacio central de cuatro palmos que había quedado entre dos de los surcos que había realizado-, y tú eres esto –y redujo el espacio que marcaba sus manos unos tres palmos y medio-, por eso no puedes hablar con tu alma ni con ese tal Dios”.

él no entendió nada y su cara de espanto no se hacía invisible a la profunda mirada de Él, quién siguió hablando:

“Hasta que no aprendas a oír y ver tu respiración no harás crecer el hueco entre la vida y el sueño, entre el consciente y el dormido, ni serás capaz de oír el eco de tu alma, cuanto más grande sea ese hueco más nítido oirás las palabras que vienen de ti mismo y que a diferencia de tu ser vivo y tu ser dormido nunca te engañarán ni te confundirán. Y eso será lo más cerca que estarás de conocerte a ti mismo y de haber hablado con ese tal Dios”.


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